¡Pedrera tiene un aché…!

María de las Mercedes Rodríguez Puzo

DSC_1837Mi abuela siempre me decía «Pedrera tiene tremendo aché, nadie quiere dejar el barrio», y como en casi todo lo que planteaba, estaba en lo cierto. Aquellos que se casan con personas ajenas a la zona, aun teniendo vivienda – hasta independiente en algunos casos-, terminan retornando a la céntrica calle. Incluso, los que deciden salir del país vienen siempre en sus vacaciones, y afirman que su vejez transcurrirá en el sitio de su infancia.

Para los que no conocen el término aché, significa en buen yoruba suerte o energía positiva, algo así como el carisma que define a Pedrera, si es que el adjetivo puede añadirse a una arteria. Ésta comienza en la Avenida Victoriano Garzón y culmina en Calle Oriente, atravesando el Reparto Portuondo.

Cuando mi abuela se mudó a la zona, en el año 1935, todo pertenecía a Doña Rosa, una mujer muy bella que la heredó de su esposo fallecido, hombre de clase alta renegado por su familia al contraer nupcias con ella, señorita de categoría inferior. La parte alta, pues se ubica entre las lomas de Heredia y Enramadas, estaba habitada por pocas familias que rentaban los solares a Doña Rosa, mientras la parte baja se componía de vaquerías y pantanos.

En aquel entonces el sitio más mencionado del área era el Puente de la Palangana, un montón de piedras agrupadas para permitir el paso de Pedrera a Diego Velázquez y a los interiores del actual barrio La Revaliza.

El tiempo pasó, aumentando la densidad poblacional de Santiago de Cuba y con ella la extensión de las viviendas. De solares y vaquerías, Pedrera se transformó  en una barriada popular de clase media baja, con moradores atentos al sentir del vecino y dispuestos a ayudar siempre al foráneo, en fin, ejemplo de la solidaridad y el calor caribeños.

Luego del triunfo revolucionario la calle recibió el nombre de DSC_1836Prudencio Martínez (18441919), General de Brigada en las tres guerras de Independencia contra el colonialismo español, y amigo entrañable de los Maceo y Grajales. Quizás la influencia del mártir sanluisero,  fue más allá de la dirección, ya que desde que tengo uso de razón el barrio se caracteriza por las trascendentales disputas de los Magallanes, ¿quiénes son? La familia más antigua del reparto, después de los descendientes de Doña Rosa, y como decimos de este lado del mar Los Bastantes, pues contribuyen con un niño anual a la natalidad provincial.

Recuerdo un día que conversaba por teléfono con Zenia, una compañera de la universidad, y los Magallanes comenzaron a fajarse. Aquello parecía una escena de la serie Espartaco, y yo, como buena periodista le informé a mi semejante los detalles de la batalla: los de adelante con un perro, cadenas y piedras, contra los de atrás armados con palos. Pero, no se asusten, solo pelean entre ellos, y nunca hay derramamiento de sangre.

Fuera de eso el barrio es bastante tranquilo. Los niños juegan en la calle a cualquier hora, los hombres siempre en el dómino o defendiendo a su equipo de pelota favorito, y en las noches calurosas todo el mundo está en la puerta de su casa.

¿Costumbres? El toque de tambores los días de Santa Bárbara y San Lázaro, el cubo de agua arrojado a la calle cuando culmina el 31 de diciembre tras la suculenta cena compuesta por macho o cerdo asado, congrís (moros con cristianos), ensalada mixta y alguna vianda con mojo; el arrollar con la conga de Los Hoyos al pasar por Aguilera, y la caldosa del 28 de septiembre para celebrar el aniversario de los Comités de Defensa Revolucionarios (CDR).

La noche del 25 de octubre durante el paso del huracán Sandy los habitantes de esta barriada demostraron su altruismo, Rigoberto salió a socorrer a Reina, la anciana de 80 años sola en su casa mientras volaba su tejado; Carmen abrió las puertas para que Lydia y las once personas de su familia se refugiaran en su vivienda, entre otros casos. Al salir el sol, niños, jóvenes y viejos amontonaron los escombros en las esquinas; los más fuertes se treparon a los techos, y los que no sufrimos pérdidas materiales colamos café y dimos albergue.

Así es Pedrera, bulliciosa a cualquier hora, alegre, llena de chismes e historias, pero encantadora como santiago entera entera.

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3 respuestas a ¡Pedrera tiene un aché…!

  1. Daphne Garcia dijo:

    Las calles de Santiago nos cuentan tanto y pedrera no es la excepción, demuestra que sus habitantes son unidos y solidarios cuando realmente hace falta y no solo por conveniencia y dinero, sigamos así santiagueros…

  2. elenita25 dijo:

    Siempre que paso me recuerdo que es firme el toque de tambores los días de Santa Bárbara y San Lázaro, las calles alegres los 31 de diciembre tras la suculenta cena compuesta por macho o cerdo asado, congrís (moros con cristianos), ensalada mixta y alguna vianda con mojo; el arrollar con la conga de Los Hoyos al pasar por Aguilera, y la caldosa del 28 de septiembre para celebrar el aniversario de los Comités de Defensa Revolucionarios. Hoy eso se ha convertido en una verdadera tradición de los santiagueros y santiagueras.

  3. Cada calle Santiaguera tiene su historia y ha sido amada sin importar su condiciones por sus habitantes, cada quien recordará donde jugo chapita, a los escondidos, al topao o el lugar donde ardía la fogata de la caldoza de los CDR, cada barrio santiaguero alberga el calor de la clandestinidad, las pisadas de un 1ro de mayo y el sí comandante ordene…

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